Cuando hablamos de impresión 3D, prototipado rápido, fabricación por capas/aditiva o DDM nos referimos a un conjunto de tecnologías que permiten la creación de un objeto tridimensional mediante técnicas de adición, superponiendo capas sucesivas de distintos materiales. Para ciertos tipos de materiales es necesario el uso de varias de estas técnicas combinadas (indirectas). Otras en cambio permiten disponer de la pieza finalizada en una sola impresión (directas). En esta categoría destaca la impresión FDM, la más popular en el ámbito doméstico por su simplicidad y bajo coste.

El primer paso es obtener o diseñar un modelo 3D con una aplicación CAD. Posteriormente cargamos este modelo en el software de la impresora, que lo trocea en finas rodajas que serán superpuestas una a una por la impresora.

Podemos personalizar la impresión hasta el mínimo detalle, seleccionando el porcentaje de relleno, el grosor de las paredes exteriores, la escala de la pieza, el uso de material de soporte, la velocidad de impresión y hasta la temperatura de extrusión.

El rango de materiales disponibles es cada vez mayor y abarca varios tipos, desde el habitual filamento plástico en rollos de colores, pasando por polímeros (resinas) en formato líquido o cerámicas y metales en polvo.

La elección dependerá en gran medida del uso que daremos al modelo o las necesidades del proyecto. En proyectos domésticos, el material por excelencia es el filamento.

Aplicaciones y utilidades

La impresión 3D ofrece al consumidor infinitas posibilidades creativas, porque permite dar volumen a diseños digitales con un alto grado de personalización. A nivel doméstico podemos imprimir herramientas, artículos decoraticos, réplicas, accesorios, prendas de ropa, maquetas y piezas combinables para formar objetos más complejos.


A nivel profesional también supone una auténtica revolución en el flujo de producción: antes era necesario esperar semanas para disponer de una representación física de modelos digitales, pero ahora es posible contar en apenas unas horas con maquetas realistas, geometrías imposibles, pruebas de resistencia y correcciones sobre la marcha que antes sencillamente no estaban a nuestro alcance con las técnicas de producción tradicional.

Inicialmente esta tecnología estaba reservada a la industria médica (prótesis), militar (armamento) y aeroespacial (diseño de modelos aerodinámicos). Pero en los últimos años han ido apareciendo empresas que han apostado por la fabricación de suministros e impresoras 3D, facilitando su introducción otros sectores hasta llegar al consumidor doméstico.